martes, 30 de diciembre de 2008

Carta de un perro arrepentido

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viernes, 26 de diciembre de 2008

Vicio

Es increíble cómo me volví una fumadora. Desde el inocente Hamilton que le robe a mi mamá a los 15 años, hasta la media cajetilla diaria que me fumo ahora a mis 26. Mi primera hipótesis de por qué fumaba fue “fijación oral”. Recordemos que según Freud, las fijaciones nacen en los primeros años de edad de la persona. Debo confesar que yo tomé biberón hasta los 8 años. Así que ese título debo tener, además de mis compulsivas ganas de llevarme todo a la boca, como la comida.
Otra hipótesis es la de Ribeyro en “sólo para fumadores”. Los griegos hablan de los cuatro elementos: el aire, el agua, la tierra y el fuego, que gobiernan la naturaleza. Donde Ribeyro define que la máxima aproximación con el fuego es a través del cigarrillo.
Mi adicción ha tenido diferentes nombres, como manía, pasatiempo y hasta tic nervioso. ¿Cómo descubrí que era adicción? Porque encendía un cigarrillo con uno que estaba terminando de fumar, o cogía cualquier cosa como cenicero, ya sea un vaso, un plato, un adorno, o por fumar por las mañanas o incluso levantarme en la madrugada para fumar uno.
Hay algo que dice Sabina y tiene mucha razón, vivir sin fumar es inhumano. Y no intento hacer una apología sobre el cigarro, sólo que me gusta mucho disfrutarlo. Recuerdo que en los “breaks” de la universidad solía salir a fumarme un “cigarrito para la meditación” con mi buena amiga la Murgueytio. Los mejores tiempos guardan sabor a tabaco.

Los Círculos del Infierno


Mi educación que transcurrió entre las celdas de un colegio católico y las advertencias religiosas de mis padres, me obliga a pensar en la existencia del cielo y del infierno. Tengo internalizado la idea de premio y castigo, es decir, cuando cometo un acto “bueno” me premio y cuando hago algo “reprobable”, me castigo. Ante tantos actos malos de mi parte últimamente empecé a pensar en la posibilidad de ir al infierno, así que busque en qué circulo podría yo pagar condena perpetua. Lo investigue en la ”Divina comedia” de Dante Alighieri. Nueve círculos son los que conforman el infierno.
El primero destinado a los que nacieron antes de Cristo, los no bautizados, este círculo es el limbo y su único castigo es saber que permanecerán ahí para siempre. En el segundo círculo están los que murieron o mataron por amor. En el tercero se castiga la gula. En el cuarto se encuentran los pródigos y los avaros.
El quinto circulo, están los condenados por el pecado de la ira. Sexto se condena a los herejes. Séptimo se castiga a los violentos .Octavo, están los que cometieron fraude. Y en el noveno se castiga a los traidores.
Los castigos van desde sufrir una tormenta de lluvia y granizo. Permanecer enfangados luchando eternamente unos contra otros a golpes y mordiscos. Ser arrastrados incesantemente por un violento viento. O hervir en un río de sangre.
En conclusión, analice si sus pecados valen la pena y piense en la posibilidad de estar en alguno de estos círculos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

"LOLITA"


Confieso que entro al chat. A veces por curiosidad, otras para tener con quien conversar y la mayoría por algo que yo llamo “fines científicos”. Es interesante ver los nicks que utilizan las personas : “gatita fiera”, “pn20cm”, “amoroso y apasionado”. Aquí es donde me hago la pregunta: ¿de qué habla “chikadispuesta” con “seductor”? ¿Bandida con solitario? ó ¿Alejandro Magno con Atenea?. No lo sé, solo sé que todos tienen algo en común: buscan algo, ya sea un encuentro sexual, una amistad, alguien con quien conversar o inclusive el amor de sus vidas. Hay personas que ingresan para ofertar sus servicios sexuales o para insultar, como si estuvieran en plena catarsis. Respecto a los nicks recuerdo haber entrado como “Yocasta” la fatídica madre de Edipo y no lo asocian con este personaje de la mitología griega sino se remiten a preguntarme que si soy ¿casta? Otras veces soy “Amaranta” o “Minerva” o “Sandra”, he sido hasta “Lolita”. Considero que el Nick está influencia por el estado de ánimo y por lo que en ese momento buscas. Me explico, cuando entro como Minerva, quiero tener una conversación interesante sobre temas vinculados a libros, música, cine. Pero cuando ingreso como Amaranta siento que el nombre me dota de sensualidad y las ofertas para conversar conmigo son mayores y ni hablar de “Lolita”, hagan la prueba!

LOS POETAS MALDITOS

Uno de las mejores poemas que he leído es “los beneficios de la luna” de Charles Baudelaire, aquí una pequeña adaptación:

La luna, que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras dormías y se dijo "Esta niña me agrada". Bajó con suavidad por su escala de nubes y pasó silenciosa a través de los vidrios. Se acostó sobre ti con la ternura flexible de una madre, y ardió sus colores sobre tu rostro. Al contemplar a esta visitante tus ojos se agrandaron extrañamente, y ella te oprimió con tal delicadeza la garganta que te quedó para siempre el deseo de llorar. Sin embargo, en la expansión de su gozo, la luna poblaba todo el cuarto como atmósfera fosforescente, como veneno fúlgido; y esta vívida luz pensaba y decía: "¡padecerás eternamente el influjo de mi beso. Serás bella a mi manera. Amarás lo que amo y lo que me ama: el agua informe y multiforme; el sitio donde no estés; el amante que no conocerás; las flores monstruosas; los perfumes que provocan delirio; los gatos pasmados sobre los pianos y que gimen como mujeres, con voz ronca y dulce!". Y por ello, maldita, querida niña consentida, estoy ahora tendido a tus pies, buscando en tu figura el reflejo de la terrible divinidad, de la fatídica madrina, de la nodriza emponzoñadora de todos los lunáticos.

Increíble ¿verdad?, pero no sólo Baudelaire, también Arthur Rimbaud, Paul Verlaine y Stephano Mallarmé. Los cuatro son los poetas maldito de Francia, que escriben sobre el spleen, que es la depresión colectiva, donde la hilera de casas parecen ataúdes y las ventanas como pequeñas guillotinas. No olvidar que la canción de la Liga del Sueño, “mala sangre” es un poema de Rimbaud que se llama “la mala sangre”.

Todos tenemos nuestros héroes

Hablar de Ribeyro es hablar del mejor cuentista peruano, a mi parecer. Cómo olvidar a Roberto López el protagonista de alienación, ese cuento “edificante” con breve colofón. Personajes como Memo García en “Tristes querellas en la vieja quinta” o la soledad de “Silvio en el Rosedal”. Historias con finales inesperados y personajes con características sombrías. Tengo grabadas frases como “tentó un suicidio por salto al vació desde un modesto segundo piso” o “a las seis de la mañana la ciudad se levanta de puntillas y comienza a dar sus primeros pasos”. Ribeyro tiene historias autobiográficas como “la señorita Fabiola” o “sólo para fumadores”. Tiene cuentos sociales como “los gallinazos sin plumas” “interior L” o historias que hablan del racismo como “Alienación” y “de color modesto”. Están agrupados 90 de sus cuentos en un libro llamado “la palabra del mudo”, nombre que hace alusión a los marginados, aquellos que no tienen voz, él les restituye ese acto a través de sus historias.

martes, 28 de octubre de 2008

Deja de justificarte con un “hola” de cuatro teclas

Los recuerdos, aquello que reciclamos en libros llamados álbumes, ya no son suficientes para congelar tu risa fresca en mi hombro.

No estas y eso ya no importa, porque no queda siquiera la esperanza de un retorno tardío, tu capricho mordió la última tajada de la manzana y el dragón malogró el cuento comiéndose a la princesa.

Ahora tu sonrisa es una mueca que yo dibujo en un recuerdo a blanco y negro. Es un semicírculo tu sonrisa, que no es de labios, no es de dientes, no es de cara, no es de cuerpo, no es de aquí y lo peor no es para mí.

Tal vez solo escribo poemas para torturarme en noches de primer número impar, que me llevan al lugar donde se crean las almas, donde tu voz es una sustancia tibia, donde se enjuaga mi llanto.
Aún espero que la tercera cucharada endulce el café y que el primer balazo cale hondo, espero que la próxima “patada” me haga reaccionar y dejarte ir contigo, espero que tus innumerables “no te quiero”, lleguen a mi dignidad y no te ruegue más.

Niño ESTOY AQUI porque tu existencia es tan escandalosa que me OBLIGA ha adherirme a tu cuerpo. Existo porque tu respiración es el pulmón de mi mundo, porque la mañana es la ventanita que me advierte que tu paso esta en mi esquina y que es mejor esperarte en la puerta por si decides entrar.

Tengo ganas



Tengo ganas de verte y empezar esa lucha entre tus explicaciones intangibles de la ciencia de la vida y mis conocimientos primitivos de los secretos del mundo. Tengo ganas de tener más sonrisas, más salud y más fuerza para dejar vicios encerrados en secciones de “sólo para fumadores”. Tengo ganas de quitar para siempre ese letrero de SALIDA que señala la puerta de escape, no dejar que te vayas o ayudarte a huir. Tengo ganas de hacerte recordar taparte la boca al bostezar, incluir dos tajadas de apio en mi cena, calmar la ansiedad de tu cuerpo y beber de esa copa de vino que nunca nos tomamos. Pero tal vez sólo tengo ganas de salir corriendo de esta urbe tóxica, llena de spleen que me lame las llagas.

lunes, 18 de agosto de 2008

INSIGNIFICANTE

Todo parece insignificante
¿tú sabes que se siente despertar
y tener que distraer a la mente y a las manos
para no terminar con todo?
querer correr
HUIR
lejos de tu propia sangre, carne y conciencia
y de esa alma que solo trama y no ejerce dominio.
Las voces que oigo en mi interior
y que antes creía solo de paso
parecen haberse instalado definitivamente en mi
Y TENGO MIEDO
tengo miedo de despertar y encontrarme con mi aliento alcohol
y saber que la dosis hoy será más fuerte.
Sólo quisiera pedirle a la vida
un poco de domingo
y esa foto que nunca me tome.
Ahora pienso en mis probabilidades
pienso cómo se han echado a perder
y se seguirán perdiendo
porque estoy aquí sentada
cruzada de brazos
esperando que alguien pudiera tirar mis sueños a la calle
para que las lluvia los riegue
y los haga crecer.

TÓXICA

Te miraste en el espejo para ver si todavía quedaba un indicio de ti, solo descubriste la pequeña mueca que haces antes de romper a llorar, respiraste hondo, tragaste saliva y mirando tus ojos vidriosos, dejaste salir un “todo esta bien”, cómo si quisieras convencer al espejo de que te sentías mejor.
Llevabas dos días sin bañarte, llevabas la misma ropa, ropa con la que habías dormido, pero no te importaba, lo único que te inquietaba, era quitarte esa angustia que te arrincona contra la pared, como esperando que el muro te abrace y te consuele.
Saliste a la calle y te percataste que la tierra es tierra y mantiene su mismo girar, girar al que no perteneces, pensabas, mientras te tendías en el pasto de un jardín, vigilando que no estuviese húmedo, o lleno de caca.
Dejaste caer un par de lagrimas, traicionándote a ti misma, eso te enfureció, pero lo que te dio más cólera, es no haber sentido ni un poco de alivio después de derramarlas, tenias todavía la mierda atraganta en tu ser, de alguna manera tenia que salir, regresarías a la bulimia?, o simplemente declamarías esos versos que tantas veces te habían tentado a escribirlos y volantearlos, bajo el titulo, de : los cantos de yocasta.
Pero, hasta para encender el computador y tipear, se necesitaba fuerza y era algo con lo que no contabas, no contabas con nada, ni con nadie.
A pesar de tu lucha constante contra el desanimo, me gustaba ver la manera como habías sobrevivido todo este tiempo, sin quererlo, como te habías contenido varias veces a lanzarte contra un carro que pasaba a gran velocidad al frente tuyo, tu decisión de no subir a los puentes, queriendo no coquetear con la muerte, nadie acaso veía tu esfuerzo por no desertar?
Que importaba si después de ese tu ultimo acto, se desataba la eterna polémica de valiente o cobarde? Que te importaba si eras una estadística mas? Que importaba si encontraban tu cuerpo en una acequia, tapado con fotos de calatas, que salían en la portada de los diarios amarillistas?, lo único que importa es mamá y su frase : “yo no te traje ha este mundo para que sufras”, eso es lo único que vale en todo este universo, su voz aterciopelada que te recuerda que ya es tarde y que tienes que ir a trabajar.

OLOR A CALIENTITO

Eran las 4:45am, sabia que tenia que dormir, para que no le doliera la cabeza, aunque sea un par de horas, pero la emoción y el nerviosismo no lo dejaban conciliar el sueño.
Era la primera vez que lo llamaban para un trabajo, iría con el terno de su papá, la corbata de un amigo, porque él no tenía una y con sus zapatos negros de colegio, total, nadie se daría cuenta.
Tomaría café, nada de pan con mantequilla, estaba demasiado tenso para masticar, una pasadita de peine por sus cabellos lacios y grasosos, se echaría un poco de “old spice” que le regalaron cuando cumplió 18 años y LISTO!, era el momento de salir de casa, evitar que mamá con la bata aun puesta y en chancletas, emanara una voz tan dulce, que lo haría correr hacia ella, para abrazarla, para decirle que no quería ir, que tenia miedo, que tenia frió, acurrucarse tan cerca de ella hasta sentir ese olor a calientito que solo las madres saben dar.
Cruzó la puerta, todo parecía seguir el mismo curso, ya que si bien era un día especial para él, el mundo seguía su ritmo, el cielo siempre gris, los ladridos de los perros, combis que expulsan a sus pasajeros en paracaídas, la cola del pan, chismosas en la esquina de los colegios, vendedores de caramelos, transeúntes despeinados y siempre apurados como en busca de algo, algo que les cambie la vida, algo que probablemente nunca llegue.
La entrevista era en San Borja, en la calle Ucello y ya conocía como llegar, pues ahí había dejado su currículum.
La cola daba vuelta a la esquina, las caras ya no eran amistosas, pues veían en cada uno, un rival en potencia.
Eso es algo que le preocupaba mucho pues era medio bajo, medio flaco, medio simpático, es decir un ser completamente promedio, eso lo lleno de pesimismo, pensaba en las tantas veces que le habían dicho “no nos llame, nosotros lo llamaremos”, recordó la vez que prefirió gastarse su pasaje en unos cigarros y tuvo que regresarse caminando, mitad porque la ansiedad lo mataba y mitad para no llegar a casa y decir, “no me dieron el trabajo”.
Vio que la fila avanzaba, luego bruscamente se detuvo, escucho que entraban de 20 en 20 que les tomaban examen psicológico y matemático, que luego llamarían a los seleccionados.
Qué pasaría si no lo llamaban, qué le diría a su familia si los días pasaban y su cara se alargaba cada vez mas por la espera, su mamá iría todas las mañanas donde su vecina “la Chana” para ver si habían llamado a su hijo para el trabajo, entonces él esperaría en su cama echado en posición fetal, esperando la respuesta, esperando nacer.
Al cabo de una semana la Sra. Chana lo llamaría casi a gritos, “¡hijito corre te llaman del trabajo!”, habló con la secretaria que le indicó qué papeles llevar, a qué hora ir. etc
Ya estaba todo listo, el trabajo es mío, se decía, mientras se recostaba de nuevo, pero esta vez boca arriba, con las manos bajo la cabeza, con una pierna sobre la otra.
D.N.I, carnet sanitario, certificado P.I.P, certificado domiciliario... uñas cortas, cabello bien peinado, zapatos relucientes y sonrisita todo el tiempo, era todo lo que necesitaba para que se den cuenta que él era la persona que ellos buscaban.
Una hoja para marcar, full-time, part-time, gondolero, empaquetador, sección carne, verduras, seguridad...
Luego de las formalidades, se encontraba trabajando tiempo completo como empaquetador, enamorando a las cajeras, llevando esas interminables bolsas rojas y blancas, hasta los carros de los clientes y recibiendo clandestinamente una propinita de señoras y viejitas que le hacían la conversación camino al estacionamiento, luego se metía rápidamente las monedas al bolsillo, se despedía con cordialidad diciendo dentro de si: ¡viejas tacañas!.
En sus días de descanso iba a pasear por el centro comercial, desde fuera saludaba a sus compañeros, a veces compraba algo, se despedía diciendo que la atención era muy buena, ellos se reían, lo palmoteaban y las chicas que también eran sus compañeras lo miraban, porque lo veían diferente, por supuesto que iba con lo mejor que tenia, pues el uniforme y en especial la gorra lo hacia ver mas infantil.
Y hubiese seguido trabajando ahí, sino fuese porque se dieron cuenta que recibía propina de los clientes.
Un día aparentemente como todos, de idas y vueltas, de acomodar sus bolsas, se sonreír a clientes que se quejaban de que el servicio era lento, de que los precios eran altos y hasta que los dueños no eran peruanos, fue llamado por el megáfono, para que se presente en la oficina de personal, pensó talvez que era para renovar contrato, pues el anterior ya estaba por vencer, o para recibir una camisa nueva como se lo había pedido a su jefe.
“La empresa esta contenta con tu buen desempeño, pero estamos realizando reducción de personal, posiblemente te llamemos en el futuro, te entregaremos un certificado que acredite que has trabajado en esta empresa y devolverás el uniforme el día que te demos tu liquidación.”
Esta sentencia lapidaria quedaría grabada en él por el resto de sus días, en ese momento su fotocheck y gorra que sostenía entre sus manos cayeron al piso, al levantarse sintió un nudo en la garganta, sintió un frió como si alguien le hubiese tirado un balde de agua helada desde la nuca, su rostro adopto una expresión dura como queriendo disimular las ganas de llorar, levanto rápidamente la gorra, entrego el fotocheck y salió a la calle por la puerta de atrás. Camino a casa, él ya era parte de ese mar de personas despeinadas y apuradas, que vio 6 meses atrás antes de ir a la entrevista, ya no las sintió tan extrañas, pero solo lograba ver sus perfiles, porque ahora caminaba con ellos en la misma dirección.